5º Reportaje a Tony Blas.

Tu último reportaje aborda la desafectación de Tristelme de la selección argentina. Desde entonces ha pasado mucha agua bajo el puente, ¿qué balance podés hacer?

Es cierto, pasó mucho tiempo. Aunque la cantidad de partidos jugados por Tristelme no se condiga con el lapso, la cantidad de apariciones con pantalones cortos de Friomán alcanza para seguir denotando la pronunciación de un declive que parece irreversible.

Desde entonces Tristelme nunca más volvió a calzarse la camiseta de la selección pero la llegada de Batista parece abrirle las puertas nuevamente.

Bueno, si tenemos que Batista le abre la puerta a Javier García y se la entrecierra a Tévez podemos esperar cualquier cosa. El asunto de Batista, el único técnico que dejó a una juvenil argentina fuera de un mundial, es hoy por hoy instituirse en el cargo a base de discursos y decisiones de grupo. En ese sentido y fiel a su breve panorama futbolístico, la única dirección que toma es oponerse al proceso anterior de Maradona y en esa línea se encuentra, lógicamente, Tristelme.

¿Decís que una presunta convocatoria de Tristelme a la selección respondería menos a condiciones futbolísticas que políticas?

No tengo dudas. Está claro que Tristelme no sólo no le hace falta a la selección sino que la lastimaría en todo sentido, tanto en el futbolístico como en el de grupo. Pero la inseguridad y la nula chapa de Batista entrenador aumenta las posibilidades de Tristelme en cuanto a mostrar su añorada imagen antimaradoneana.

¿Está Tristelme para la selección?

El nivel de tus preguntas está decayendo de manera desmesurada.

¿Cómo viste su reincorporación a Boca?

Como la vimos todos. Un conventillo mediático que desveló la interna dirigencial de Boca y otra peor, la miserable pelea por evadirse de los impuestos.

¿Cuál es la actualidad de Tristelme?

Casualmente hoy fue tapa de varios diarios y no precisamente por romperla o haber devuelto dinero de su estrafalario contrato.

No vamos a descubrir nada nuevo pero no pude dejar de observar cierta elefantiasis mediática.

¿Cómo es eso?

Llamo elefantiasis mediática a la lentitud con la que se publica la realidad del caso Tristelme.

¿Podés extender sobre el concepto?

Hoy Tristelme está en todos los portales deportivos bajo análisis, debates y encuestas como ya lo estuvo. La diferencia es que hoy el tema es eminentemente futbolístico. Ya se limó, se erosionó la coraza conventillera de los problemas contractuales, su conflictividad, su ego, negatividad y problemas personales. Ya no está en debate la división de grupos con Palermo ni su mala relación con Alves, ni su contrapunto discursivo con Borghi, incluso con Falcioni. Hoy la atención está en la esencia misma. Todo el camuflaje mediático que por aplausos o silbidos lograba velar (sólo en los medios) las malas performances de Tristelme en la cancha ya cayó. Y cayó por dos motivos sustanciales: uno es la reiteración cansante de noticias amarillo-negativas que ya pierde público, y otro es el nivel superlativo de su deficiencia futbolística.

En este marco, la elefantiasis mediática, producida por la necesidad de venta de los mismos medios, provoca que se haya tardado años en empezar a publicarse la realidad sobre el Tristelme jugador.

Es tan evidente que Tristelme no sólo no suma sino que resta, que los medios no pueden dejar de reflejarlo para no caer en el descrédito absoluto.

¿Tristelme no les dejó otra opción?

Exactamente. Su contrato millonario, sus declaraciones soberbias, su nula autocrítica lo exponen más aún. Y en esa exposición potenciada aparece este muchacho dando pena en pantalones cortos.

Sin embargo sale a dar la cara en la derrota y reconoce cierta autocrítica.

Falso. Lean bien los párrafos en los que Tristelme se disfraza de autocrítico.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo Boca perdió goleado por Godoy Cruz en la Bombonera después de un verano más que prometedor, sin fisuras y con victorias sobre Ríver, San Lorenzo y demás. Falcioni había salido con un 442 y Tristelme salió a promocionar su propio regreso anunciando que el equipo “puede jugar más lindo”.

Bien, Falcioni se acomodó a la cruz que debe llevar cada técnico de Boca y cambió el esquema que supo caracterizar toda su carrera de entrenador por el sólo hecho de tener que incorporar a Friomán en el 11 titular. El resultado está a la vista. El ataque se ralentizó, las bandas fueron saqueadas y el equipo apareció notoriamente descompensado.

Entonces Tristelme sale, como vos pretendés, a dar la cara diciendo:

“Se puede ganar o perder con todos los sistemas. Y Boca ayer perdió por errores en las dos áreas… para ganar y jugar bien hay que atacar bien y defender bien. Boca defendió mal y atacó bien hasta el área, pero los mano a mano los erró, así que atacó mal.”

Si analizás estos dichos que pueden sonarte a autocrítica te darás cuenta de que se trata de todo lo contrario. Relativiza el éxito del 442 en el verano porque no lo incluye, critica a la defensa sin pudor y a los delanteros con malicia (Palermo) y se defiende sólo él diciendo que “atacó bien hasta el área”.

Nada más falso y lejano de la realidad. Cierta mentalidad lectora puede comprar sus temerarias hipótesis si no desestima antes los ridículos postulados de donde parte Friomán. Eso de dividir un equipo en defensa – ataque, o dividirlo en zonas de campo es un punto de vista sólo y puramente tristelmístico.

¿Qué sería un punto de vista tristelmístico?

El punto de vista de Tristelme y sus limitados fans. El análisis de un partido y/o un equipo desde el individualista enfoque de Tristelme utilizado para defenderse públicamente tergiversando la realidad y erosionando la comprensión del hincha.

Entiendo que esto, potenciado por medios ávidos de venta, posibilita la maniobra de Tristelme.

Exactamente. Pero ya te dije, es tan repetitivo el asunto y tan cada vez más notorio que los medios están a punto de cambiar la argumentación de venta.

Tristelme vino a romper un esquema que se vio sólido y eficiente. La dirigencia de Boca logra, por ahora, torcer el brazo de Falcioni que acepta la obligación de poner a Tristelme. ¿Cómo no poner en cancha un contrato de 6 millones de dólares? Mientras Tristelme sale a hablar como si fuera entrenador, cobra por ventanilla y se ratea de cuanto entrenamiento puede. Esta es la razón de por qué Boca se convirtió en un incansable pacman de técnicos.

¿Qué hay de su amigo García?

Ya lo vimos. Acaba de ratificar su condición pero con un agravante. La posibilidad que le dio Falcioni y su cercanía a Tristelme lo convierten en un chico sin códigos que ensaya una ridícula soberbia.

¿Te referís a sus declaraciones después de los centros fallidos?

Sí. Salir a decir “sólo tuve un error que se convirtió en gol, no es tan grave” después de un 1-4 en la Bombonera y de dos (no uno) errores básicos es la pura lógica discursiva tristelmística.

Sin contar la acusación a Hilario Navarro.

Atacás mi conmiseración. Este, como el caso de su otro amigo Matías Giménez que causó el empate de Gimnasia a San Lorenzo y recibió una denuncia de Baldassi por sus dichos, reflejan claramente la línea tristelmística, la línea que no deja de romper códigos, vestuarios y grupos en pos de la desvergonzada autodefensa.