Este es el hombre que quiere fundir a Boca

Nadie quiere ceder y el clima sigue caldeado. La renovación del contrato de Friomán divide las aguas y la historia parece no tener fin. Anoche, tras una fuerte discusión entre Jorge Amor Ameal y el resto de los dirigentes, se resolvió suspender la reunión de comisión directiva. No se recuerda cuántos años hace que no sucedía algo así... hasta que llegó Tristelme.

Amor fue pescado de paseo en las oficinas de la AFIP ¿tratando de encontrar atajos impositivos? después de ceder a todos los caprichos y abusos de Tristelme, desde la duración de un contrato por 4 años sabiendo del crónico problema físico del jugador hasta ofrecer 5 millones de dólares de las arcas del club.

Tristelme, que ya no engaña a nadie con su amor por Boca, sigue todavía con pretensiones de no pagar impuestos, de asegurarse un mínimo dinero por su partido despedida y de no atar el valor del dólar futuro.

Porque sí amigos, no sólo Tristelme pretende un contrato en dólares (en Argentina) sino que pide un contrato por cuatro años (sabiendo que está robando) y que Boca se haga cargo de las cotizaciones del dólar en el absurdo plazo de contrato pedido.

Es evidente que la movida unilateral, inconsulta e ilegal de Pedro Pomilio no tendría final feliz. Boca no sólo quedó afuera de todas las copas y pugnó por no salir último en el Clausura después de una década brillante y colmada de éxitos. Se convirtió en un perpetuo cabaret (entre jugadores y entre dirigentes), empezó a comerse técnicos de renombre que no pudieron manejar un vestuario dividido por una manzana podrida que cobra diez veces más que sus compañeros sin entrenar ni rendir y pidiendo privilegios y sigue derramando escándalos por todos los medios.

Como dijeron por acá, Pompilio, cual muñeco inflable, se tiró el pedo y se fue.