Reportaje a Tony Blas

Recuperados los reportajes a Tony Blas (1 y 2) que fueran sustento del blog, damos paso a una esperada actualización. Publicamos ahora la cuarta parte del reportaje, que aborda la desafectación de Juan Tristelme de la selección argentina.

Concluída la trágica estadía de Juan Tristelme en la selección argentina, ¿qué conclusiones podés sacar al respecto?
Conclusiones puede haber varias pero quizás resulte redundante preguntarle a quién estaba tocando la alarma en el mismo momento de producido el error. Nosotros lo dijimos desde el día 1, el lamentable día en que José Pekerman decidió la asombrosa inclusión de Tristelme en la selección. Pero más allá del tiempo perdido podría aunar un epílogo en una sola y poco original frase: los errores gruesos se pagan demasiado caro.

¿Imaginabas un final de esta manera?
Bueno, imaginar a Tristelme dando un paso al costado brindando una de sus conferencias de prensa para decir “ya no le sirvo a la selección” es materia de ficción. Un reconocimiento de las limitaciones propias tipo Ayala no está en el menú de alguien como Juan Tristelme. Más bien nuestro astro se acerca más al lamentable Abbondanzieri pidiendo explicaciones por su exclusión.

¿Cómo viste su renuncia?
Como una de sus tantas maniobras personales que lo catalogan como ya sabemos en el mundo del fútbol. Resulta que se habla de renuncia a un equipo donde nunca jugó.

¿Cómo es eso?
Claro, el último partido de Tristelme en la selección argentina fue cuando el plantel estaba a cargo de Alfio Basile. Tristelme nunca jugó en la selección de Maradona, con lo que hablar de renuncia a un equipo donde nunca jugaste suena algo paradójico.

Pero la renuncia existió.
A ver, vamos por partes. Tengamos en cuenta que cada movida de este jugador viene enrarecida por dos fuentes tergiversantes: una es la maquinaria mediática que lo envuelve en cada paso que da y otra es la zigzagueante conducta personal de Tristelme a la hora de defender su imagen personal.
Cuando Tristelme ve pasar uno y dos partidos de selección sin ser convocado – sea porque jugaba Boca o por lo que fuera – empieza a preocuparse. Tal es así que pudimos oír en vivo como en su programa radial del mediodía, Fernando Miembro le ofrecía a Carlos Bilardo los servicios de Tristelme que, de ser convocado, dejaría la concentración de Boca (que viajaba a Tucumán) para asistir a la selección.
Fue tan obsceno y descarado el ofrecimiento que Bilardo, acorralado en público, se limitó a contestar que pondría el asunto a consideración del entrenador, Diego Maradona.
Lógicamente, Diego no iba a aceptar jugadores lanzados por la radio. Así que Tristelme seguía mirando a la selección por TV.
Teniendo en cuenta que la selección de Basile, armada en derredor de Tristelme, dejaba cada vez más puntos en el camino y ya corría riesgos de no clasificar al mundial, el clima que se vivía en el grupo era explosivo.
Podía verse como una selección sin fútbol, sin garra, sin alma, sin grupo, daba pena en la cancha jugándose una clasificación mundialista. Algo nunca visto. Un equipo argentino partido, lento, sin ambición y sin ganas aparecía famélico ante la amenaza de quedar afuera.
Entonces veíamos a Tristelme peleando con Messi ante canchas llenas para ver quién pateaba un córner o un tiro libre. Veíamos las caras de los jugadores argentinos cuando Tristelme retenía y maljugaba el balón. Veíamos una desmotivación generalizada y un causante más que claro. Entonces se hablaba de que la lentitud de Tristelme o el juego de Tristelme erosionaba las posibilidades de jugadores veloces como Tévez y Messi.

Palabras reafirmadas por Carlos Tévez
Así es. Tévez dijo, según su estilo, sobre lo complicado de jugar con jugadores como Tristelme, que juegan al pie.

Pero ningún jugador le expresó a Tristelme el malestar generalizado hacia él.
No. Habría que estar allí para decirle al mimado del entrenador que no sirve ni para espiar.

Entonces la llegada de Maradona…
Entonces la llegada de Maradona, el triunfo ante Escocia, la goleada a Venezuela, la mística regenerada conjugada con la ausencia de Tristelme lo decían todo… los muchachos cantaban “estamos todos no llamen más”, Grondona le decía a Messi “la selección es tuya”, Tévez volvía a correr…

¿Tristelme se la vio venir?
La crítica pública de Maradona fue el detonante. Quizás a sabiendas de que la verdad pública molestaría a Tristelme, Maradona dijo crudamente la verdad en televisión: “jugando así no me sirve”. Acto seguido, Tristelme llama por teléfono al periodista Gendler para levantar polvareda y construir una renuncia por sobre un despido. Una renuncia a un equipo en el que nunca jugó.

¿No crees que fue una cuestión de códigos como enunció Tristelme?
¿Códigos? ¿Tiene códigos alguien que insulta a un plateísta? ¿Quién gesticula en la cancha contra los errores de sus compañeros? ¿Quién inventa lesiones para no entrenar a la par del resto del equipo? ¿Quién pretende privilegios por sobre los demás? ¿Quién arregla notas periodísticas según su oportunismo y conveniencia? ¿Quién no tiene autocrítica? ¿Quién no se esfuerza en mejorar y acentuar su profesionalismo? De qué códigos habla Tristelme es imposible saberlo puesto que esa palabra tan peligrosa apareció en su boca sólo cuando Maradona dijo la verdad: que Tristelme está mal físicamente y se ubica mal en la cancha.