Tristelme correte que están jugando.

Y bien amigos, así estamos.

Nada nuevo para nosotros. Ya lo anunciamos (desde hace tiempo). Por la primera final de la Copa Libertadores, Boca empató 1-1 vs Corinthians en la Bombonera.

A pesar de tener al "mago de los milagros" en cancha, el que "genera"(?), Boca no podía entrarle al Timao ni por el agujero de la cerradura.

Sabemos (pero no entendemos) que Tristelme se encarga de ejecutar los tiros de esquina. Un tristelmista dirá que es por su "estupenda pegada". El resto, diremos que Tristelme decidió no meterse a cabecear en el violento fragor del área.

Hete aquí que, hacia el minuto 75 hay córner para Boca y el encargado (Tristelme) le pide por favor a Mouche que se haga cargo del tiro.

Bueno, en honor a la camiseta o al gol tan necesario como imprescindible, o al pregonado amor por la camiseta, o a un "pensado" acto de arrojo, Tristelme había decidido meterse en el área para empujar y comandar el coraje de su equipo ?????

No amigos. Nada de eso. Haciendo loas de su estado físico, Tristelme ni siquiera estaba para trotar hasta el banderín de la esquina (cuando faltaban aun 15 minutos más adición).

Así fue que el primer córner no ejecutado por el drapie Tristelme se convirtió en el ansiado, necesitado y esperado gol que desató el grito desaforado de una Bombonera contenida.

Con un Corinthians como este, el 1-0 era poco menos que una goleada (decía, acertadamente, Fernando Miembro).

Pero en Boca, todavía está Tristelme. Y el bueno de Friomán pierde otra pelota en el mediocampo y resultó que esa pelota perdida se transformó en el gol del empate del Timao: Romarinho terminó picandosela a Orión.

Pobre Julio, tanto trabajo para lograr un Boca sólido y aceitado que, todavía, no se deshizo de la piedra que tira para abajo.