El mundo paralelo de Tristelme.

Y bien amigos (y tristelmistas), como no podía ser de otra manera y redundando en los horizontes de un limitado, reiterativo y aburrido modus operandi, Juan Friomán Tristelme salió a enfrentar los micrófonos después de una victoria de Boca, marco para que algunos medios (también reiterativos y siempre los mismos) encumbraran al astro al cargo de “salvador” por haber embocado un tiro libre después de un año largo.

Si bien el rendimiento y la limitada utilidad de Tristelme en función de equipo se corrobora en cancha, el paralelo de su performance se condice perfectamente con su “locuacidad” (también redundante, acomodaticia y repetitiva) ante el periodismo.

Boca pena en las últimas posiciones de la tabla cuando por primera vez en más de una década puede dedicarse con exclusividad al torneo local (ya que no clasificó a ninguna copa), empieza a mirar la tabla de promedios del descenso, Tristelme acumula cinco presencias = derrotas, sus rendimientos no superan la pobreza de su capacidad física, la dirigencia y el vestuario se dividieron rotundamente por el oneroso contrato que ha firmado, con su presencia colaboró en romper casi todos los récords logrados en la era Bianchi (derrotas con Huracán, Godoy Cruz, Estudiantes, Vélez, goleadas, derrotas consecutivas en la bombonera, etc), se suceden los entrenadores (y sus salarios) y su titularidad en Boca está cuestionada pero… ciertos periodistas ocurrentes tomaron a Friomán y le preguntaron por la selección (¿?) como si el tiro libre embocado borrara automáticamente el mismo presente (y pasado) del astro.

Obviamente, Tristelme contesta desde su mundo paralelo qué, cada vez más alejado de la realidad, suena cada vez más ficticio y cómico:

"La selección está jugando bien, ha encontrado una manera de jugar, con el entrenador (Batista) hemos estado en los Juegos Olímpicos (de Beijing 2008) y nos fue bien, pero yo no puedo pensar en la selección cuando todavía tengo que ayudar a mi equipo porque debemos mejorar."

1. “Con el entrenador hemos estado en los JJOO y nos fue bien…”

Tristelme habla como si Batista y él hubieran estado solos jugando al truco y ganando partidos tirando una camiseta al césped cuando la realidad indica que él mismo pidió por los medios formar parte de esa selección sub 23 en la que, viendo los partidos, se corrobora que su participación fue más que escasa nula o casi estorbante contra equipos de jovencitos incluso amateurs.

2. “Yo no puedo pensar en la selección cuando todavía tengo que ayudar a mi equipo porque debemos mejorar”.

El mundo paralelo de Tristelme indica, a través de sus declaraciones, que él no está en la selección porque Boca, en emergencia, lo necesita a su servicio. Y la realidad no sólo cuenta que él mismo contribuyó sobremanera a esta coyuntura boquense (tanto por su ineficacia como por el dinero que costó su pase y que pudo haberse aprovechado para comprar mejores jugadores) sino que, estando su titularidad cuestionada en su club y demostrando rendimientos pobrísimos cada vez que se pone los cortos, la selección suena a utopía.

Desde su mundo paralelo, Friomán habla como si no formara parte del equipo y, a su vez, habla del equipo con aires posesivos (“mi equipo”) al que él ayuda (?).

El modus operandi se afianza. Así como intentó deformar la decisión de Falcioni de ponerlo como suplente (con enfrentamientos o lesiones), ahora pretende que su ausencia de la selección responde a su dedicación a Boca.

El mundo paralelo de Tristelme se basa en pocas patas fundamentales (su luz intelectual no le da para más), una de las cuáles es el permanente autobombo:

"A mí me gustaría ayudar a mi equipo, que no estamos bien, hemos ganado un partido difícil pero no estamos jugando bien y debemos hacerlo mucho mejor".

La necesidad de recordar el triunfo ante Colón viene a cuento de borrar el cúmulo de derrotas, goleadas y desastres que arrastra Boca y máxime con su presencia.

"Estudiantes y Vélez son los mejores, y si uno se pone a pensar después de cada campeonato apenas incorporan a uno o dos jugadores, o a veces ninguno, y nosotros entre el año pasado y este hemos traído a diez jugadores, y es muy complicado armar el equipo así."

El mundo paralelo de Tristelme indica que la culpa la tiene el recambio de jugadores. Por su puesto no habla de que su presencia es parte fundamental en el permanente recambio de entrenadores.

No obstante, a la hora de reconocer logros (que siempre son de un pasado cada vez más lejano), la idea de EQUIPO, la dificultad de armar grupos con diez jugadores nuevos, la idea de ayudar y de “no jugamos bien” en plural, se diluye a lo personal.

Igual que cuando él estuvo con Batista en Beijing (Argentina medalla de oro), Tristelme se corta sólo con los logros xeneizes de 2007 y dice, sin sonrojarse, que: "Yo soy hincha de Boca y en 2007 volví con él, y le hice ganar una elección".