Reportaje a Tony Blas (2º parte)

¿Cómo ves el paso de Tristelme por la selección argentina?
Tristelme tuvo tres breves pasos por la selección. Ahora, de la mano de Basile, está transitando el tercero que, a mi criterio, se está alargando demasiado. Recordemos una frase costumbrista y no menos certera que dice la tercera es la vencida.

¿Fue positivo o negativo el paso de Tristelme por la selección?
Quizá debiéramos revisar el tiempo verbal... Si lo pudiéramos poner en una antigua balanza de farmacia, el paso de Tristelme por la selección argentina, movería las agujas más de 360 grados, algo así como si le tiráramos un ladrillo de hormigón pretensado, como los ladrillos que el mismo Tristelme le tira a Heinze para que (Heinze!) arme una jugada por la banda. Cierto sector del periodismo comprometido hizo perder la noción o la escala del daño que le hizo a la selección la breve, segmentada y accidentada estadía de Tristelme. Y no se trata de que Tristelme sea un mal jugador o de que sea tan importante como para dañar tanto. Se trata de que el fútbol es un deporte colectivo. En este sentido la participación de Tristelme fue un sensible atraso en la búsqueda de identidad o, si queres menos ambicioso, de un equipo que funcione como tal, sabiendo a qué juega, después del fallido mundial de Corea – Japón.

¿Quizá por ese fracaso se tomó la decisión de incluirlo en el equipo?
No lo creo. No olvidemos que Tristelme estrenó la camiseta albiceleste de la mano de Passarella que también terminó prescindiendo de sus servicios. El periodismo que terminó secando la paciencia de Bielsa presionó tanto por Tristelme y Saviola que al final fueron probados nuevamente y nuevamente fueron prescindidos. Sería bueno saber si fue un gesto de cierta modestia – algo así como decir: acaso el equivocado soy yo – o una maniobra deliberada por parte de Bielsa para demostrar que Tristelme no sirve a un esquema que no sea el propio y así se dejaran de gastar tinta y saliva gratuita o interesadamente. La cuestión es que Tristelme fue probado por Bielsa, muy a su pesar, y – no recuerdo bien ahora – creo que jugó contra Gales en un partido de bajo vuelo.

Pero un partido no es oportunidad suficiente
Tristelme jugó más de un partido en la era Bielsa. Pero recuerdo aquella noche porteña en que se veía el partido por televisión. En un momento en que el partido estaba indefinido Tristelme toma la pelota al costado del área rival, cerca del córner y pisando la pelota intenta humillar al marcador contrario que, sin comerse el amague, terminó llevándose la pelota por su banda. Ahí me imaginé el semblante de Bielsa, ese tipo de maniobras no tienen cabida en un equipo de Bielsa, es más, en ningún equipo de vuelo internacional. Una jugada sin sentido, sólo adornos personales que a nada contribuyen.

Pero volviendo a lo mismo, una jugada no puede excluir a un jugador.
Es que no es una jugada... es una manera de jugar. Así juega Tristelme. ¿O no lo han visto encapricharse en que su marcador no le quite la pelota? Así es, se empecina y se olvida de que tiene diez compañeros en derredor. Ese tipo de desequilibrios no son admisibles en una selección como la argentina por más que después ponga un pelotazo de 40 metros.

Tristelme ¿no aporta en jugadas de pelota parada?
Es un jugador de exquisita pegada. No es la única virtud en su juego. Pero el conjunto de sus virtudes no llega a compensar el peso de sus defectos. Termina siendo nocivo.

¿No es el que regula los tiempos del equipo?
¿Cómo? ¿Eso de donde salió? Ja ja... es justamente todo lo contrario. Retrasa el juego, duerme la pelota, horizontaliza las jugadas. Tristelme es monotiempista, si se me permite el término. No tiene ritmo ni cambio de ritmo. Su andar es cansino y su velocidad pareciera estar subordinada a la elegancia del tranco. Ya lo dijo Dante Panzeri, atacar sin sorpresa es el mejor regalo que puede recibir una defensa adversaria.

Pero alguna virtud tiene que tener.
Sí, claro. Estamos hablando de un jugador que triunfó en uno de los dos equipos más fuertes del fútbol argentino que no es poco. Un jugador de una técnica deslumbrante, buena pegada y un muy distinguido cuidador de balones.

¿No le rindió a Pekerman?
Está a la vista. Para hablar de esto tenemos que recordar momentos poco gratos como nuestra salida del mundial de Alemania. Recordemos que Pekerman fue quien tomó la selección armada y ascendente de Bielsa y en tan sólo dos meses la destruyó. Un tipo que lleva a Scaloni en lugar de Zanetti o que merma el rendimiento de Mascherano por malubicarlo no puede ser tomado en consideración. Pero volviendo a la eliminación de Alemania, en un partido más que ganable y que estaba para el remate en cualquier momento, Tristelme terminó jugando de doble volante central lateralizando el juego. Jugando como lo hace ahora, durante la última Copa América o contra Chile y Venezuela con toques intrascendentes y laterales. Esta es la prueba de que no regula ni espera el momento de golpear sino que juega así, sea ganándole a Venezuela o quedando afuera de un mundial.